Saltillo: vestidos de Santa Claus, adultos mayores alegran compras de Navidad.

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Antonio, Francisco y Valdemar llevan trabajando como empacadores en Alsuper en Saltillo desde hace poco más de un año. Sin embargo, este año decidieron darle un giro divertido a su labor al disfrazarse de Santa Claus.

Contaron para VANGUARDIA que su trabajo ya es, de por sí, gratificante al darles la oportunidad de mantenerse activos y recibir un ingreso, aunque la época navideña provoca aún más alegría.

El disfraz, además de ser llamativo, rompe barreras de una interacción que muchas veces se limita al guardado de los productos en las bolsas de supermercado.

Al ver el fervor navideño, los clientes se muestran atentos, quieren fotos, desean felices fiestas y salud para los adultos mayores.

Antonio Martínez, de 62 años, consideró que con los años se ha ido perdiendo la tradición de Santa Claus, por lo que percibe que son los adultos quienes se emocionan más al verle con el disfraz.

“Todos los niños como que están muy alejados, ya no tienen esa ilusión porque nosotros como papás no se las vamos inculcando. Van con otros amigos y les dicen que Santa Claus no existe y le empiezan a perder el cariño”.

Agregó que se siente muy contento de participar en la dinámica con sus compañeros, pues, según señaló, “a los personajes no hay que imitarlos, sino sentirlos”.

Por su parte, Francisco Rodríguez, de 74 años, indicó que desde hace años le ha gustado disfrazarse en distintas celebraciones y la Navidad no fue la excepción.

Explicó que, si bien recibe una pensión, no ha sido suficiente y su esposa lo convenció de entrar como empacador al supermercado.

“Yo no quería ser cerillito, pero como ya no completábamos con la pensión, entonces ella me decía ‘ándale ve’, entonces me animé y gracias a Dios, a Alsuper y al DIF no nos falta qué comer gracias a Dios”.

Explicó que si bien los niños se emocionan al ver el disfraz, los adultos también se conmueven y aumentan las propinas que se les brindan.

Valdemar Rodríguez, de 75 años, además de ser empacador, también sirve en un stand de fotos para que los visitantes de Alsuper puedan llevarse su retrato de recuerdo.

Los disfraces los hemos tenido desde hace mucho tiempo, teníamos un negocio en la colonia. El día del niño me disfrazaba de personajes diferentes y en Navidad igual, de Santa Claus diferentes”, narró Valdemar.

Explicó que su esposa y su hijo son quienes están detrás de su disfraz mientras que él es “su materia dispuesta”.

EXTRAORDINARIO QUE NOS TOMEN EN CUENTA’

María del Refugio Alanís, de 82 años, es la mente detrás de la coordinación de los empacadores de la sucursal de Alsuper, quien señaló que para los adultos mayores es muy positivo que se les brinde la oportunidad de dar el servicio de paquetería.

Explicó que, además, en la sucursal de Isidro López han podido encontrar un espacio donde expresar sus ideas y que se lleven a cabo, además de ser inclusivos con personas con discapacidad.

Es una tienda que nos ha dado muchas libertades, muchas garantías. Aquí se aceptan discapacitados, cosa que en otras tiendas no. He tenido gente con una pierna, gente con discapacidad manual y aquí la tienda nos ha aceptado.

“Entonces es algo extraordinario que todavía a nuestra edad se nos tome en cuenta porque ya en otras tiendas ya no. Le digo nos sentimos bien felices de estar aquí”, explicó.

Alanís también destacó que el oficio le permite a muchos de los adultos mayores tener un ingreso adicional al de su pensión, pues aseguró que algunos no tienen más que la del Bienestar, que es bimestral, “y se complica alargarla por 60 días”.

También señaló que es importante hacer ver el trabajo de “sus niños”, pues en ocasiones el trato de los clientes no es el ideal, llegando al punto de faltarles al respeto.

Nos avientan el dinero, nos dicen que no servimos para nada, que por qué nos tienen trabajando aquí, sí nos duele. Pero eso no nos va a dejar caer, nos podemos doblar pero nos volvemos a enderezar”, agregó.

No obstante, señaló que a esas personas hay que tratarlas con amor. “Tenemos que tener mucho amor a esa gente que a veces, por un problema emocional, vienen de una mala manera, pero nuestro deber es atenderlos y reírnos y dar lo mejor de nosotros mismos”, detalló.

Con información Vanguardia.