En 1913, el entonces general Felipe Ángeles recibió una carta del expresidente Porfirio Díaz donde le manifestó que el régimen de Victoriano Huerta caería y le solicitó intervención para salvar al País y al ejército.
Luego de aliarse con las fuerzas de Venustiano Carranza en 1913 y ser nombrado Secretario de Guerra. En 1914 se incorporó a las fuerzas de Francisco Villa como comandante de la artillería de la División del Norte, donde participó en las batallas de Torreón, San Pedro de las Colonias, Paredón y Zacatecas.
Un año después en 1915, Felipe Ángeles ocupó la gobernatura del Coahuila y Nuevo León, del 15 de enero al 21 de febrero de ese año.
Luego de la victoria de Venustiano Carranza, el general se refugió en Estados Unidos donde se dedicó a escribir artículos en diversos periódicos, en los que expresó su convicción socialista y juzgó al liberalismo como cosa del pasado, declarándose partidario del marxismo.
En 1918 regresó a México e intentó a unificar a los rebeldes y disiplinar a los villistas con el Plan de Río Florido, fracasando en su misión, quedando aislado, fue denunciado y aprehendido.
Para 1919, Ángeles fue sentenciado a la pena capital, por haberse sumado a las fuerzas de Francisco Villa, cuando mantenían operaciones en el norte del País. Fue fusilado en el estado de Chihuahua.