Niños neurodivergentes, tienen un desarrollo diferente

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Según Haydee Berlanga, psicóloga infantil, aunque todos podríamos considerarnos neurodivergentes, el término generalmente se refiere a niños con diagnósticos relacionados con el neurodesarrollo. No implica disfunción, sino una forma única de procesar la información.

Como neurodiversidad, aseguró la entrevistada, se pueden entender muchas cosas, pero principalmente se habla de las diferencias en el desarrollo neuronal, aunque se puede incluir cualquier trastorno mental.

Dentro del neurodesarrollo se encuentran quienes cuentan con una condición del espectro autistas, el déficit de atención e hiperactividad, problemas de aprendizaje y comunicación, en lenguaje y se pueden incluir los trastornos motores”.

Agregó que se trata de trastornos que se pueden identificar entre el primer año y los 18 meses de edad.

La neurodivergencia se refiere a las diferencias que pueden haber en la maduración y en el funcionamiento de cada una de las personas”, explicó.

La identificación de los niños que se encuentran en esta condición va en función de lo que se espera que tengan en la primera etapa de su vida, “y si esto no sucede, se analizan las causas, es decir, a la primer sospecha se recomienda acudir con un especialista que realice un diagnóstico”.

Para su identificación, los profesionales deben tener un conocimiento claro de cuál es el desarrollo atípico o normal, del ser humano.

SEÑALES

La psicóloga detalló que se debe analizar, por ejemplo, si el niño puede sostener su cabeza desde sus primeros meses de vida, si puede rodarse, gatear y caminar, entre otras cosas, además del nivel conductual o cuándo es normal que un niño tenga desbordes emocionales intensos y cuándo ya no corresponde con su edad.

Mencionó que entre las situaciones que se observan también, están la tolerancia a los diferentes estímulos, pues todos estamos expuestos a estímulos en todo momento.

Nuestro cerebro nos va permitiendo adaptarnos a tener una respuesta adecuada a esos estímulos y cuando no hay una respuesta típica a estos estímulos, ya es una señal de alarma”, dijo.

Que la marcha no se presente alrededor del año o año y medio hasta los dos años o 2 y medio, ya es una señal de que algo puede estar sucediendo.

Qué a los 8, 10, o 12 meses todavía no diga palabras, aunque sean cortas o mochas, pero que no haya un vocabulario de 10 palabras diferentes, es otra señal de alarma”, indicó.

¿QUÉ HACER?

La especialista dijo que se tiene que llevar un proceso de evaluación, para poder identificar cuál será el diagnóstico y esto considera una entrevista con los padres del niño, donde se abordan los antecedentes desde el embarazo, los padecimientos médicos de la familia, entre otras cuestiones.

Además, se pregunta sobre alguna condición de salud que pudiera tener un impacto en su desarrollo.

Con esa información se aplican algunas pruebas, de acuerdo a la edad y a las condiciones del niño y una vez que se tengan los resultados de estas y con la observación de su historia clínica, se puede identificar si se cumple con los criterios diagnósticos de algo en particular.

Berlanga, recalcó que una vez que se cuenta con el diagnóstico, el siguiente paso es la intervención para aplicar lo que se necesita hacer en las áreas que van desfasadas, o en esas áreas que en este niño en particular, funcionan de una manera distinta al promedio.

En este sentido, se trabaja para que pueda adaptarse a su vida diaria, en el ambiente escolar, social y familiar.

Para ello, se van generando los programas de intervención, puede ser desde sesiones de terapia individual, mandarlo con el nutriólogo, con diferentes puntos de vista y de acuerdo con los resultados que se encuentren.

OBSERVACIÓN

La psicóloga infantil, recalcó que las condiciones tarde o temprano se van manifestando aún cuando inicialmente la familia no logre hacerlo, ante lo que se llama la demanda social en el tratamiento del niño en su nivel de habilidades de lo que se espera.

Esto puede observarse cuando el niño se va quedando atrás en algunas de estas habilidades en función de su edad.

En Kua”nu S. C., una institución donde se brinda atención psicológica y pedagógica, se han realizado diagnósticos en niños desde 1 año 8 meses y los 2 años.

Se tienen resultados con espectro autista, por ejemplo, pero también se han dado casos donde se detecta el mismo espectro en niños de 12, 14 o 15 años, porque eran síntomas muy sutiles o la familia lo ve como “es que es tímido” o “al niño casi no le gusta hablar”.

Sin embargo, en algún momento ya llegaban a un punto donde ya no están dando lo que se espera, porque ya llegaron a ese tope y es cuando empiezan a tener problemas de aprendizaje o alguna otra situación”, agregó.

Berlanga recalcó que entre más pronto se pueda dar el diagnóstico, la intervención más temprana puede ser exitosa, por ello la recomendación es buscar apoyo una vez que se detecten señales.

TRASTORNOS QUE NO SE DIAGNOSTICAN

En este tema de la neurodiversidad, también se encuentran otros trastornos mentales como la bipolaridad, la esquizofrenia y de personalidad, pues es la manera de funcionar de cada una de las personas.

Sobre este tema Liliana Contreras Reyes, psicóloga con especialidad en neuropsicología en educación, explicó que hay diferentes estadísticas, pues muchos de ellos no se diagnostican, debido a que esto es muy reciente.

Esto se debe, a que anteriormente no sé acudía al psicólogo, pues cuando había alguna situación severa, los niños simplemente, no acudían a la escuela”, compartió.

Dijo la especialista que la situación en la actualidad ha cambiado, pues particularmente en el mes de abril, es de la concientización sobre el autismo, y ya se registran algunas cifras de detección temprana.

“Está por ejemplo la incidencia del autismo, se habla de que en uno de cada 86 niños se pueden presentar este diagnóstico, pero en realidad hay diferentes estadísticas, tan sólo en Estados Unidos se calcula que uno por cada 86 niños puede presentar este diagnóstico, aunque otras cifras señalan que es uno de cada 56.

Estadísticamente hablando, abundó, el trastorno de mayor prevalencia es el déficit de atención e hiperactividad en instituciones como Kua”nu S. C.

Otra de las características que se han encontrado, es que en los trastornos del neurodesarrollo se presentan más en hombres que en mujeres.

Sobre todo, que hay una diferencia importante en el caso del autismo, se habla de qué es una niña por cada seis niños, es decir, que recae más en los hombres los trastornos del neurodesarrollo”, recalcó.

Otra de las particularidades que se ha encontrado, es que en el caso de las niñas, aunque tengan autismo, en la interacción social tienen más habilidades sociales, lo que implica que el diagnóstico se ve más tarde, que no se ve o que se confunda con ansiedad social u otro diagnóstico.

Esto puede ocasionar que los números indiquen una mayor prevalencia hacia los niños.

¿TENDENCIA?

Sobre el concepto de neurodivergentes, en este momento pudiera haber diferentes enfoques, pues se habla de ello como una tendencia.

Se debe dejar bien claro que, hablando de neurodesarrollo o neurodiversidad, en realidad todos tenemos características muy particulares y trastornos diferentes”, expuso.

Sin embargo, dijo que hay ciertos parámetros que son los que hay que cuidar, pues son los que nos dan esos foquitos rojos de qué algo no está funcionando adecuadamente.

Esos son los que a largo plazo, pueden hacer que una persona, por ejemplo, no pueda terminar la escuela o que no pueda trabajar.

Contreras Reyes, manifestó que al notar situaciones de alarma, no se deben dejar pasar, pues son los que ayudarán a monitorear el desarrollo e impactarán a largo plazo para que los niños sean autónomos e independientes, que puedan tener una profesión y autonomía en todos los sentidos, desde la económica, familiar, emocional.

Por ello, recalcó que la atención temprana es el pronóstico más favorable que puede haber.

Desde hace 12 años, cuando empezó a funcionar Kua”nu S. C., se dieron cuenta que hay mucha más información y las personas están atendiendo mucho más temprano a sus hijos.

Enfatizó que para niños pequeños ya hay instrumentos para hacer la evaluación y diagnóstico desde los 12 meses y que desde bebés se puede dar la intervención temprana, para que a largo plazo ayude a prever problemas en cuanto al desarrollo.

El objetivo final de la intervención es que las personas requieran la menor cantidad de apoyo; en casos muy severos y con mucha terapia, se logra a que sean lo más autónomos posible.

Con información El Diario de Coahuila.