A unos días de la transición en la Diócesis de Saltillo, Vera hace un balance de sus más de 20 años al frente de la Iglesia local.
Texto: Francisco Rodríguez
El obispo Raúl Vera López sube las escaleras de su casa en el centro de Saltillo hasta llegar a una pequeña capilla donde acostumbra a orar. Se sienta y pregunta por el tiempo para la entrevista. Tiene otro compromiso en una hora.
En casi una hora de entrevista, Raúl Vera recorre su trabajo pastoral de la defensa de los derechos humanos: el crecimiento de las casas de migrantes, el trabajo de apoyo a los mineros, a quienes, dice, tuvo que recuperar porque ya no querían a la iglesia; el trabajo por las personas desaparecidas, el interés por la mujer, particularmente por el caso de Castaños en el que un grupo de trabajadoras de la zona de tolerancia, fueron violadas en 2006 por militares y lograron que pisaran la cárcel civil.
Se lamenta, sí, por no lograr fraguar una pastoral en defensa de los obreros más enjundiosa y espera que su sucesor lo logre.
Raúl Vera fue nominado en 2012 al premio Nobel de la Paz, pero no le gusta posar frente a los reconocimientos que le han dado y que tiene colgados en la pared de su casa.
A Raúl Vera no le gusta colgarse medallas ni, como dice él, sentirse el “papucho”. “No lo he hecho yo solo. En todo se me ha ayudado”, asegura sobre sus proyectos pastorales que desarrolló desde su llegada a la diócesis de Saltillo en el año 2000. El trabajo con los desaparecidos, reconoce, sí ha sido el fermento para otros grupos del País y eso le gusta mucho. Le gusta también la carne del norte pero su homeópata le recomendó que comiera menos. Le gusta, sobre todo, alzar la voz y dar una conciencia política en su predicación.
-Pareciera que está en una gira de despedida, como un rockstar dando entrevistas.
(Se ríe.) No, absolutamente, no me siento en una despedida. Tengo una presencia constante desde hace muchos años, como sacerdote dominico. Desde 1975 me ordené como sacerdote dominico, obispo en 1981. Mucho menos me estoy despidiendo: anunciar el evangelio será hasta el último latido de mi corazón.
-Le han puesto muchos calificativos: el obispo rojo, el obispo
comunista, el crítico del
capitalismo, el último de los
prelados de la teología de la
liberación, ¿cuál le gusta más?
(Se ríe.) Raúl Vera es el que me gusta más. Soy un fraile dominico que tengo muy presente lo que Jesucristo le dijo a los apóstoles. Entre el capítulo 12 y 13 de San Lucas les dice: no se dejen influir por la levadura de los fariseos que es la hipocresía. Cómo entendemos esas palabras. Ustedes se preocupan del diezmo, pero se les olvida lo importante del evangelio: la misericordia y la justicia. No hay que rasurar el evangelio, no hay que descafeinar el evangelio. Aun cuando vaya de por medio la vida. Jesús dijo: “el que no me confiese ante los hombres, no lo confesaré ante mi padre”. Les dijo también “no teman al que puede quitarle la vida, teman al que después de quitarle la vida, también les quita la vida eterna. Es decir, a Dios hay que temerle.
Mi pasión es el evangelio, es mi vida personal. El primero que es rescatado por el evangelio soy yo.
-¿Entonces es terco con el evangelio?
Eso viene siendo una cosa que el famoso padre de la teología de la liberación, Gustavo Gutiérrez, dijo: “a Jesús se le olvidó una bienaventuranza ‘bienaventurados los tercos’.
-¿Se considera entonces el último terco del evangelio?
(Se ríe.) No, espero no ser el último.
-¿Sería un fracaso si fuera el último?
Es que la vida es el evangelio del mundo. Puros miedosos, no. Me hizo muy fácil conocer la palabra de Dios e irla desmenuzándola. Me da grande alegría cuando leo la palabra del señor para dar la homilía, verdad que el señor nos está diciendo esto, que es lo que está pasando ahorita. Es muy bello, descubrir que el evangelio es una verdad actual. Es la palabra de Dios vivo.
-¿Entonces hay muchos miedosos?, porque hay pocos como usted
Tampoco me voy a sentir el papucho. Yo creo mira, predican el evangelio los laicos. Conocí en Chiapas a muchos indígenas catequistas. Muchos indígenas diáconos, muchas mujeres. El Concilio nos dio la grande noticia de que la iglesia es el pueblo de Dios y el pueblo de Dios es un pueblo peregrino, que va caminando con la humanidad, que va recibiendo de la humanidad, también la ayuda para entender el evangelio. La iglesia no es solo de los sacerdotes, o los obispos o las religiosas. Son los laicos quienes están recibiendo; se la juegan y ahorita tenemos a Jackie Campbell, le allanaron su habitación y todo por su compromiso con el evangelio. Es lo más bello del evangelio.
-Hablando de Jackie, le han criticado su relación con ella.
Jackie trabaja y hace caminatas con los que defienden el agua y la tierra. Jackie entra a la cárcel dos años seguidos a darles, a hacerlos sujetos a los presos con una clase de redacción y periodismo y escribió un libro y ahí dicen lo que les hacían en la cárcel.
Es eso, la conocí en Chiapas. Siempre manejó la comunicación bajo la visión de lo derechos humanos. Cuando el desastre de Pasta de Conchos quién organizaba mi presencia: ella, cuando las violaciones a los sexosevidoras de Castaños, ella. Que fue la primera vez que llegan a la cárcel soldados violadores.
Es la verdad la que incómoda, para hacer una persona sin moral tienes que apagar la conciencia; la conciencia es algo natural, la diferencia entre el bien y el mal. Dios nos dio la capacidad de entenderla.
Cuando una persona se decida a mentir, a robar, se decida hasta matar, tiene que apagar su conciencia. Si Jackie hace cosas que tienen que ver con la verdad, lo quieren desaparecer. Yo la invité a trabajar porque necesitaba alguien de Derechos Humanos y que tuviera una idea en comunicación de cómo hacer una predicación del evangelio para que fueran sujetos de la historia las personas desplazadas de la sociedad. Me encanta el Papa Francisco él dice: primero están los pobres.
–Ha estado en Altamirano, en San Cristóbal, en Saltillo. ¿Qué ciudad le ha marcado más?
Las tres y cada una me ha marcado para la siguiente. A mí me marcó ver la pobreza de Ciudad Altamirano. En Ciudad Altamirano yo quería fundar un centro derechos humanos pero no lo hice porque hay mataban, pudimos hacerle casa al obispo no tenía casa el obispo. Ahí aprendí que la verdad hay que defenderla por el bien de las personas.
Con Samuel aprendí cómo desde el evangelio se articula una sociedad diferente en todos los sentidos. Todo desde la visión del Evangelio de la dignidad humana y cómo unos a otros nos sostenemos. Eso lo aprendí de San Cristóbal.
-¿De qué forma le ha marcado Saltillo?
Aquí aprendí cómo las estructuras dañan si no se corrigen, cómo el evangelio nos ayuda a construir estructuras diferentes. Mi reflexión fue muy muy importante: pude combinar lo político con lo económico. En San Cristóbal ayudé, aquí me tocó hacerlo a mí.
-¿Cómo encontró a Saltillo cuando llegó y cómo ve que ha evolucionado?
Los migrantes llegaban aquí todos malheridos. Una señora que se llamaba Esther los recibía en su casa a la entrada de Saltillo y ella fue la que me dijo ‘yo recibo aquí a los migrantes ensangrentados’. Entonces vamos a protegerlos, vamos a movernos. Primero iniciamos con una casa en Acuña. Aquí cuajó. En Pasta de Conchos hoy está el colectivo Familia Pasta de Conchos que ha logrado más de 90% disminuir los siniestros. Y son los mineros, allí aprendí que ellos tienen que ser los sujetos de la historia, esto lo aprendí de don Samuel (obispo Samuel Ruiz García), cómo hizo de los indígenas sujetos de su historia para su propia dignidad.
Es lo que le dice Juan Diego a la Virgen. Era un objeto en las manos de los españoles y por eso la Virgen le dice ‘manda una persona importante necesito que seas tú’.
-Para algunos son mensajes subversivos
Sí, para cuáles grupos, los que viven inmovilizando a la gente de muchas maneras. Qué puede hacer pues con la miseria de salario que se le paga en México. Qué pueden hacer las madres y padres de familia que tienen horarios así, es más fácil manipular a la gente así.
YA LA SOCIEDAD SALTILLENSE ESTÁ MÁS ATENTA: VERA
-En un inicio, cuando llegó, la sociedad saltillense decía que quería un obispo católico
(Se ríe) Sí recuerdo, cómo no. Yo también dije, ¡úpale! Qué querían del católico, qué quieren, que el padre solamente diga lo más indispensable, que esté volteado para el altar, aventando humo. Es una iglesia que no moleste, que no critique las estructuras que nosotros los cristianos estamos acostumbrados a hacer. Pero ahí había un asunto particular que era mi atención al grupo LGTBI. Ahí eso era. Es católico el que desprecia y criminaliza y el que descarta. Este es un degenerado, un enfermo de la cabeza. Cuando te das cuenta que es tu hermano o hermana.
Un niño me dejó sin palabras. Se hizo una reunión y fui a cenar con ellos, y había un niño hijo de un matrimonio igualitario, de dos mujeres y el niño se me acerca y me dice: ‘que tú eres experto en Dios’. Tenía 5 años. Cómo le digo que soy licenciado en Teología por la universidad de Santo Tomás de Aquino de Roma, pues le dije, ‘sí soy experto en Dios’. Y me dice: ‘Cuando yo sea grande voy a ser experto en Dios’. Ahí escuché la voz de Dios: ‘a ver Raúl, solo porque es hijo de un matrimonio igualitario si estas dos mujeres se pelean no vas a intervenir para que este niño no se dañe. Cuando este niño crezca no le vas a dar atención. No dejes de dar atención a estos hijos míos que nadie los quiere’. Me ha pasado muchas veces.
Dios tiene muchos caminos. Qué quieren, que casi no hable y que diga qué bonitos son los angelitos que le bailotean en la cintura a San José y cosas de éstas.
En la primera predicación del Santo Cristo, tomaba las lecturas del evangelio donde Cristo le hablaba al pueblo y un señor me dice: ‘obispo, era tan bonito venir al novenario del Santo Cristo, con usted no es nada bonito’. Claro, venían a ver al Santo Cristo, pero ahora están escuchando lo que es el Santo Cristo.
-¿Cree que ha cambiado el conservadurismo saltillense?
Ya la gente está atenta, cuando empezaron a hacerme así –muestra el pulgar para arriba- saliendo de las misas, la gente lo está entendiendo.
-¿Qué tan saltillense se siente?
He tratado de ser todo para todos. Lo que haya podido hacer para ustedes hay una parte. No solo los saltillenses. Tuve hasta Piedras Negras, conforme te vas al norte, la gente la ves más libre, más expresiva, cariñosa. No reduzco la diócesis a Saltillo, están los campesinos del desierto, creadores de la chivitas para Parras, General Cepeda. Tantas personas tan bellas. He tratado de ser cercano a todos. Nunca voy a cambiar mi identidad de guanajuatense, también hay muchos defectos en Guanajuato, por amor de Dios. Hasta vergüenza me da a veces.
-¿La pregunta sería que tan coahuilense se siente?
Ah eso sí. No podía haber sido más. He tratado de no protegerme. Estaba llegando y un hermano sacerdote me estaba reprochando un montón de cosas. Le dije, tú nunca has salido de Saltillo. No ha sido para mí obstáculo. Tuve unos padres sumamente respetuosos de la persona humana.
-¿Qué cree que es lo que más daño le ha hecho a Coahuila?
La estructura del narco, la deuda. La compra del voto. El que no haya habido suficiente empuje tanto de la clase política como empresarial para impulsar los valores tan bellos de los norteños, esto hubiera hecho de esta región, una con más progreso.
Cuando llegué pensé que estaba muy bien, y salgo a caminar y veo casas muy grandes convertidas en vecindades. Salgo y está la John Deere, una manzana de construcción. Esas desigualdades. La economía de aquí está ligada a Estados Unidos, a las estructuras terribles del capital internacional.
Me esforcé por dar una conciencia política en mi predicación. Una iglesia menos clericalizada, estaba muy clericalizada, hicimos bastante en eso, se entendía el sacerdocio como un estatus, esto también daña mucho. El estatus al que creemos pertenecer es al estatus alto.
-El censo de población del INEGI habla de una disminución de los fieles católicos. ¿A qué se debe, a esos daños?
A lo mejor no somos capaces, lo que tenemos que hacer como pueblo de Dios es acompañar la evolución cultural de la gente. La gente de hoy es más crítica. La gente necesita recibir motivos más específicos y claros. La separación se da desde la juventud.
Hacer una predicación mucho más apegada a las partes del evangelio, la desigualdad no puede ser aceptada, no es cristiana. Logramos hacer algo, la gente ya no se bebe cualquier cosa, tiene un sentido crítico. Nos faltó ahí, traté de hacer más que pude.
-¿Qué otros pendientes?
Que se fortalezca mejor el plan pastoral. Los laicos han entrado muy bien, los sacerdotes han sido los más reacios, precisamente por esta estructura clerical. Los laicos tienen que seguir. Se tiene que fundar un consejo de laicos. Se lo dije al obispo que llega. Un consejo de laicos, un consejo de consagradas, para tener una consulta con ellos, hacer una organización.
-¿Hay riesgo de regresar a este estatus?
Con el papa que tenemos parece que es menos. El papa que tenemos es muy crítico.
-¿Aquí en la diócesis?
El papa es el que le dio ese puesto y el obispo tiene que ver todo con la visión que el Espíritu Santo nos está dando. El papa es muy claro, está hablando de la amistad social. Ya no podemos hacer una iglesia de unos cuantos grupitos, o que el padre se acostumbre a tomar chocolate con una sola familia.
-¿Teme un retroceso?
No está suficientemente anclado el plan pastoral. Puede haber quien diga ya se fue este con su plan pastoral.
-¿Ya decidió si se quedará?
Ahora veo por sentido común mi presencia aquí. Por cuánto tiempo, no sé.
-¿Cuándo fue la última vez que lloró?
Con mucha frecuencia. Sé reír pero también llorar. Situaciones de personas, duras.
Vi un encuentro la semana pasada de dos amigas. Una de ellas había intentado quitarse la vida y esta persona me invitó. La conocía, una persona con un gran talento intelectual, una persona que trabaja y está ayudando a una desaparición forzada. Ver a estas dos amigas, una tratando de darle fuerza a la otra y la otra agradeciéndolo, se me salieron las lágrimas. Una escena tan bella de lo que es la amistad. Una amiga que va a dar soporte a otra amiga, que ha sido tan dura su experiencia de los últimos meses. Fue muy bonito.
-¿Algo que la gente no conozca de don Raúl Vera después de 20 años como obispo de la diócesis?
Uy, no trato de ocultar. No he tratado de ocultar nada. La ventana de Johari, en donde tú simulas, en un momento dado pierdes libertad, hay personas que no quieren que se conozca una parte de su ser, y no demuestran. Eso es falta de libertad. Yo he tratado de no ser hipócrita, no sé si lo logré del todo. Se ríe.
Con información de Vanguardia.