“Esta mañana se ha ejecutado la sentencia de Jamshid Sharmahd, líder del grupo terrorista Tondar (grupo opositor)”, informó la agencia de noticias Mizan, perteneciente al Poder Judicial iraní.
“El asesinato de Jamshid Sharmahd muestra una vez más qué tipo de régimen inhumano gobierna en Teherán: un régimen que utiliza la muerte contra su juventud, su propia población y los ciudadanos extranjeros”, dijo Annalena Baerbock, añadiendo que Berlín había dejado en claro en repetidas ocasiones “que la ejecución de un ciudadano alemán tendría graves consecuencias”.
Sharmahd, de 69 años y periodista de profesión, fue condenado el 21 de febrero de 2023 por supuestamente liderar un grupo terrorista que planificó 23 atentados en suelo iraní, de los que llevó a cabo cinco.
El Tribunal Supremo iraní confirmó la pena máxima en abril del año pasado.
Entre los atentados que se supone que llevó a cabo se encuentra el ataque con bomba en la mezquita Seyed al-Shohada de Shiraz de 2008, en el que murieron 14 personas y 300 resultaron heridas.
Sharmahd, con doble nacionalidad alemana y residencia en Estados Unidos, fue acusado de liderar el grupo terrorista monárquico “Tondar” (Trueno) y de colaborar con la CIA, el FBI y el Mossad.
Tondar es la facción armada del Comité de la Monarquía de Irán, un grupo opositor a la República Islámica con sede en la ciudad estadounidense de Los Ángeles que tiene como objetivo restaurar la antigua monarquía iraní.
El condenado fue arrestado en 2020 en circunstancias poco claras. Su familia denunció que fue secuestrado en Dubái por miembros de las fuerzas de seguridad iraníes y llevado a la fuerza a Irán.
El Gobierno alemán tachó de “inaceptable” la condena a muerte germano-iraní y expulsó a dos diplomáticos iraníes del país.
Teherán respondió con la expulsión a su vez de dos diplomáticos alemanes por la presunta interferencia de Alemania en sus asuntos internos.
En abril, la familia de Sharmahd denunció los cargos en su contra y expresó su preocupación por sus condiciones de detención.
Gazelle Sharmahd, hija del ejecutado, dijo que su padre había perdido todos sus dientes en la cárcel y ya no tenía derecho a hablar con sus seres queridos.
“Papá se ha ido desvaneciendo en prisión”, dijo.
“Ni siquiera sabemos dónde está, no sabemos cómo está ni si sabe esta horrible noticia (del veredicto)”.
La República Islámica de Irán ha sido acusada de usar a presos con doble nacionalidad o extranjeros como medida de presión o para intercambio de prisioneros con otros países, una práctica que ha sido denominada como la “diplomacia de los rehenes” por organizaciones de derechos humanos.
Con información Infobae.