Don Lincoln escribe que, en la ciencia, las mejores ideas a menudo surgen cuando se unen disciplinas aparentemente no relacionadas. Por ejemplo, un nuevo estudio científico nos permite estudiar uno de los fenómenos más fascinantes de la atmósfera terrestre: las tormentas eléctricas.
Los avances en ciencias son a menudo el resultado de combinar ideas e información de disciplinas científicas que no parecen tener relación. Un ejemplo familiar podría ser cómo los científicos lograron comprender la doble hélice de ADN, que requirió combinar la biología con la cristalografía de rayos X.
Y ahora, un nuevo duo científico nos permitirá estudiar uno de los fenómenos más fascinantes en la atmósfera terrestre: las tormentas eléctricas. La radiación espacial y la meteorología han revelado que la electricidad en las tormentas eléctricas puede ser mucho más poderosa de lo que alguna vez se esperaba.
Con la capacidad de generar tanta energía como una planta nuclear moderna, las tormentas eléctricas son un despliegue glorioso del poder de la naturaleza, que han asombrado a la humanidad durante milenios. Sea que fueran interpretadas como la lucha de Tor contra los Gigantes de Hielo o utilizando la idea más moderna de la electricidad, los voltages y los campos eléctricos, es difícil competir con una ola de relámpagos que aparecen en el cielo, acompañados por el retumbar cacofónico del trueno.
Los meteorólogos llevan mucho tiempo estudiando qué produce un nubarrón. La fricción entre las gotas de agua y el aire separan las cargas eléctricas en positivas y negativas, con un grupo que sube a la parte superior y otras que descienden al fondo. Esta separación de las cargas da como resultado un potencial eléctrico enorme, con lo que el aire, que normalmente es aislante, se convierte en un conductor y la descarga de las nubes, que emiten un golpe atronador de luz y sonido.
Al enviar aviones y globos meteorológicos al centro de las tormentas eléctricas, los cientificos pudieron medir en cuánto pueden llegar los voltajes en los nubarrones, con el valor más grande registrado de 130 millones de voltios. Ese fue el récord por mucho tiempo… hasta ahora.
Se logró una nueva técnica para estudiar el interior de una tormenta eléctrica que aprovecha la radiación del espacio para examinar el interior de toda una tormenta eléctrica y medir todos los voltajes en la tormenta, en lugar de solo los voltajes de unas pocas nubes.