Pasaron cerca de 10 años para que Saúl «El Canelo» Álvarez volviera a tener una pelea en suelo mexicano y que mejor que darles el mayor espectáculo pugilistico de los últimos tiempos a sus paisanos tapatíos y en uno de los escenarios más nuevos y representativos de la perla tapatía: el Estadio Akron.
En esta ocasión, el rival a vencer para el Canelo fue John «Gorilla» Ryder, quien llegó al enfrentamiento con un marcador de 32 victorias contra solo 6 derrotas, marcando 18 peleas ganadas por la vía del KO. Del otro lado, el tapatío buscaba aumentar sus 59 triunfos, 39 por cloroformo, frente a sus 2 derrotas y 2 empates.
Llegó el día y más de 60 mil aficionados de toda la república y distintas partes del mundo se dieron cita en Zapopan, lugar donde se encuentra el recinto donde juegan las Chivas.
Álvarez, campeón de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), la Organización Mundial de Boxeo (OMB), la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), castigó a Ryder de una vistosa manera, tras reventarle la nariz y que el británico comenzara a sangrar, sin embargo, el desempeño de los peleadores en el cuadrilátero se veía más parejo de lo esperado.
Ryder, campeón interino de la OMB en el peso supermedio, mantuvo una participación al nivel del campeón indiscutido, cosa que se ha visto a pocos hacer, y aunque cayó en el octavo round, conectó golpes importantes que incluso hicieron tambalear al mexicano.
Tras 12 rounds dignos de campeonato, la tarjeta de los jueces le dio la victoria a Canelo 120 a 107 puntos, aunque los más críticos de los encordados aseguran que podría haber sido un merecido empate. Al final, el público del bajío ovacionó al mexicano, quien compartió que ya se busca pactar un episodio nuevo contra el peleador kirguís Dmitry Bivol asegurando que «hay Canelo para rato».