Desde el año 1591, el sarape es considerado un arte textil de gran trascendencia en Saltillo, sin embargo en la actualidad no existe protección para este emblema del estado.
Pese a ser un ícono de identidad en la capital coahuilense el sarape de Saltillo no cuenta con un registro de Indicación Geográfica ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) que garantice la protección de su diseño para evitar que su diseño pueda ser utilizado sin restricciones para su producción industrial en serie por marcas de ropa transnacionales, amenazando su origen y hechura artesanal.
Por lo anterior, Hilde Sofía Martínez Dávila y Juan Manuel González Zapata, egresados de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C) y consultores en materia de propiedad industrial e intelectual, coinciden en que dicho registro se torna urgente de realizar.
«Hay un problema reciente que se ha estado desarrollando de manera incluso doctrinal que es la apropiación cultural. Marcas transnacionales llegan y toman diseños de los pueblos originarios de México sobre sus artesanías y los empiezan a utilizar, así empiezan a sacar provecho económico», remarcó González Zapata.
«En el caso de las Indicaciones Geográficas se distinguen los productos por tener un arraigo cultural a las localidades, como el caso del sarape. A diferencia de la Denominación de Origen, no hay un vínculo natural con el espacio o la geografía del lugar sino es un vínculo cultural que ha generado un prestigio o un valor añadido al producto que denota exclusividad», explicó Martínez Dávila.
De acuerdo con los académicos, dicho registro abonaría incluso a que se generara un registro oficial de maestros tejedores de sarapes como los únicos autorizados en crear y comercializar esta prenda a base de hilo de lana y pigmentos naturales.
«La Indicación Geográfica permite proteger ese signo de valor y prestigio adicional que tiene un producto por ser producido en una región determinada. De darse la Indicación Geográfica podemos asumir la calidad y el prestigio que tienen por ser fabricados por artesanos saltillenses», apuntó la entrevistada.
«La Ley Federal de Protección a la Propiedad Industrial establece multas que pueden llegar hasta los 22 millones de pesos. Ya cuando se tiene una Indicación Geográfica es menos probable que una trasnacional se arriesgue a apropiarse de la cultura de alguna de estas regiones», agregó.
En este orden, hicieron un llamado a los gobiernos de Saltillo y Coahuila para realizar dicho procedimiento, al ser ambas instancias las indicadas para este efecto.
TEJER LA TRADICIÓN
Además de su protección industrial, Francisco Javier Reyes Luna, maestro tejedor de sarapes con más de 40 años dedicado a su elaboración, considera que para proteger al sarape es indispensable que los saltillenses se interesen en conocer su historia y hechura.
«Lo más importante es el interés que la población debe tener, qué las personas que viven en esta ciudad se interesen en conocer su historia y saber hacerlo. El sarape de Saltillo es una pieza emblemática mexicana, cada sarape que se hace es único y estamos hablando de que los sarapes saltilleros se hacen desde el siglo 18», mencionó.
En este sentido, aseveró que no hay mejor forma de preservar al sarape de Saltillo que saberlo tejer, por lo que invitó a los interesados a acercarse a la Escuela del Sarape «La Favorita», ubicada en Simón Bolívar 608, Centro Histórico, para iniciar su preparación como Artesano Obrajero Tejedor de Sarape o Tintorero con Productos Naturales, disciplinas que cuentan con validez oficial ante la Secretaría de Educación Pública.
«Los mejores tejedores están en Saltillo, los tejedores del resto del país solamente han tomado como referencia los saltilleros antiguos para copiarlos», finalizó el también docente de esta institución.
Información por: El Heraldo de Saltillo
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