Vecinos del callejón de La Matanza, Praxedis de la Peña y del Caracol también han escuchado ruido de carretas que arrastran cadenas.

“Todos hemos escuchado ya en la medianoche, cuando el silencio es interrumpido por el paso de carretas, se oye como que arrastran metal, pero lo más aterrador es el grito de La Llorona, se enchina la piel y hay quienes la han visto, siempre vestida de un manto blanco, pero su rostro es de la muerte”.

Este es uno de los relatos de quienes viven todavía en viejas casonas en el callejón de La Matanza, Praxedis de la Peña y del Caracol, ubicadas en el barrio del Centro Histórico de la ciudad; las leyendas hablan de apariciones y manifestaciones sobrenaturales en las casas derrumbadas y abandonadas que hay en ese lugar.

Hay también quienes han observado fantasmas en los callejones; se dice que son las almas de los comerciantes que usaban estas calles angostas para ofrecer carne, ya que era el típico rastro municipal donde se sacrificaba a los animales.

Entrar a las antiguas casonas ya derrumbadas ocasiona un frío que cala hasta la médula espinal; se siente la presencia de seres que ya murieron.

Según la leyenda, las calles General Cepeda y Miguel Hidalgo formaban parte de la ruta tradicional de las carretas de campesinos que provenían de ejidos del sur de Saltillo y hasta de Zacatecas a la vendimia al mercado que se ubicaba en lo que es ahora la Plaza de Armas.

“Se oye muy claro y parece que las carretas pasan incluso por el interior de las casonas; el sonido es como de muchos caballos que arrastran metales, mucha gente ha escarbado y han encontrado monedas y tesoros, pero así como lo descubren, han muerto porque el dinero tiene custodios que piden a cambio de las monedas, el alma de un familiar cercano”.

Algunos han visto sombras sobre las paredes de los callejones; aseguran que es el mismo Diablo a quien han visto en el callejón Praxedis de la Peña y General Cepeda; viste de negro y lleva un amplio sombrero, pero su mirada es infernal, parece que le sale lumbre de los ojos.

El equipo de investigación de México Misterioso y Paranormal, recorrió el sector durante la noche y escuchó historias sobre las carretas y la aparición de La Llorona.

“Deambula sobre el arroyo y los callejones a las cuatro de la mañana, se oye el lamento, hay pocas personas que han intentado fotografiarla”.

Antonio Badillo, es trabajador en una empresa y cuando sale a las doce de la noche con destino a su casa, tiene que pasar por los callejones y cruzar el arroyo, por lo que ha escuchado el lamento que recorre el margen del cauce y luego se eleva hasta perderse en las paredes o las fachadas de las casas.

‘LA CASA DE LOS EMPAREDADOS’

Por la calle Nicolás Bravo, atrás de Catedral, se ubica una casa que no ha sido ocupada desde que era oficina del Instituto Nacional de Antropología e Historia y, posteriormente, Museo de La Angostura. Era “la casa de los emparedados”.

Se le llamaba así porque entre las paredes interiores fueron enterradas dos personas.

Al interior, en otra investigación con Adimensional, se detectaron manifestaciones y aparecidos, como la silueta de una mujer con vestimenta tipo española del siglo XVIII.

Entre las campanas de la Capilla del Santo Cristo todavía se aparecen las ánimas de custodias de este sitio, según el testimonio de religiosas. Pero también lo que parece ser una sombra que se desliza sobre la fachada de Catedral, a la cual se le relaciona con el hombre que se suicidó en los años 70s lanzándose de lo alto del techo y que cayó en el atrio.

Con información de El Diario.